Cirugía estética del abdomen

La cirugia estetica se ha centrado desde siempre en tratar de reducir las consecuencias de la falta de colágeno y de la grasa en la piel de la cara. Siempre hemos tratado de combatir la pérdida de la elasticidad, la tersura y la firmeza del rostro que conllevan la flacidez y la aparición de las primeras arrugas. Las partes del rostro donde más se acusan son las zonas del cuello, papada y en torno a los ojos.

El lifting facial era, hasta hace unos pocos años, la única técnica a la que los profesionales del sector podíamos recurrir para tratar de rejuvenecer el rostro de nuestros pacientes. Sin embargo, la tendencia actual es la de utilizar métodos menos invasivos, algo que ha permitido del desarrollo de nuevas tecnologías. De este modo, ha nacido la técnica de los hilos tensores, la cual nos permite prescindir de una intervención quirúrgica.

Los hilos tensores, como uno de los tratamientos faciales más extendidos actualmente, no son adecuados para pacientes de mayor edad que puedan presentar grados importantes de flacidez de la piel. Los hilos tensores están recomendados para su aplicación en pacientes más jóvenes, para los cuales podemos conseguir un cierto rejuvenecimiento sin necesidad de cirugía.

Los hilos tensores consisten en un tipo de suturas diseñadas para ser implantadas en los tejidos hipodérmicos, la capa más profunda de la piel. Insertados en la matriz del tejido conjuntivo, permiten elevar y devolver a su posición aquellas zonas de los tejidos que sufren una cierta caída por efecto de la gravedad. De este modo, conseguimos una efectiva restauración de la estructura facial en varios contornos.

Los hilos tensores pueden ser de dos tipos: permanentes no reabsorbibles o de tipo absorbible, que el cuerpo reabsorbe, normalmente, en un periodo de un año. Puede darse el caso de que sea necesario combinar los hilos tensores con otro tipo de procedimientos tanto quirúrgicos como no invasivos, como puede ser la aplicación de bótox, rellenos dérmicos y otras técnicas. Lo importante es que consigamos para el paciente el resultado que desea.

La principal ventaja de aplicar hilos tensores respecto al clásico lifting facial es la de que la recuperación es inmediata. La intervención se realiza aplicando anestesia local y es un proceso que no deja cicatrices que sea necesario curar. Si fuera necesario, el paciente puede recurrir a la inserción de nuevos hilos tensores.

Como ya hemos explicado, existen dos tipos básicos de hilos tensores, los clásicos permanentes y no reabsorbibles, y los nuevos modelos reabsorbibles.

Los modelos permanentes no reabsorbibles están diseñados para proporcionar una corrección permanente de la piel del rostro. Solo sería necesario modificarlos en caso de que se vean desplazados, algo que no es habitual.

Los hilos tensores reabsorbibles que más se usan en la actualidad se diseñan en polidioxanona o ácido poliláctico. La diferencia entre un material y el otro reside en la duración antes de que el cuerpo los asimile de forma natural:

- Los de polidioxanona se absorben en un periodo de tres meses y los efectos correctivos llegan a durar de nueve a doce meses.

- Los hilos tensores polilácticos se reintegran en el organismo del paciente en un periodo de seis meses, realizando su labor correctora facial durante un periodo de entre un año y medio y dos años.

También podemos utilizar hilos tensores lisos o espiculados:

- Los hilos lisos sirven para proporcionar mayor luminosidad a la piel, quitando pequeñas arrugas.

- Los hilos espiculados son los que utilizamos para corregir la caída de la piel a mayor nivel, como podría ser el caso de las mejillas.

Los hilos tensores son uno de los mayores avances de la cirugia estetica. Son seguros y efectivos en su aplicación.