¿En qué consisten el linfodrenaje y la lipoescultura?

En nuestra clínica de cirugía estética ofrecemos diversos tratamientos en Las Palmas. A continuación, describimos dos de los más eficientes para recuperar la figura sin esfuerzo.

Este tipo de masaje se aplica con movimientos suaves, rítmicos y repetitivos con el único objetivo de reducir la inflamación o, de existir, un edema provocado por un exceso de líquido en el organismo. Lo recomendamos para pacientes que padezcan edemas de diverso origen, celulitis no causada por una infección, piernas cansadas, varices, hematomas, tensión alta, hipotiroidismo, dolencias en el aparato digestivo y ansiedad.

No se lo recomendamos a las personas que sufren de problemas de tensión baja, flebitis, tromboflebitis, hipertiroidismo, cáncer, asma o alguna infección aguda. Es importante mencionar que, si bien sus resultados estéticos son fácilmente comprobables, este tipo de tratamiento también es muy reconfortante para los pacientes, ya que conseguimos que alcancen una tranquilidad muy adecuada y les ayuda a relajarse.

Es el mejor complemento para cirugías de adelgazamiento, tensa la piel, elimina la celulitis y mejora la elasticidad del rostro permitiendo al paciente lucir una imagen mucho más moderna y fresca. Teniendo en cuenta que la técnica es totalmente indolora, no sorprende su popularidad.

En no pocas ocasiones, se confunde esta técnica con la liposucción. Si bien tienen un denominador común, la extracción de grasa, se trata de disciplinas distintas. La liposucción se encarga de extraer la grasa mediante succión de zonas en las que hay una gran acumulación de esta materia. 

La lipoescultura, al contrario que la técnica anterior, no se basa en la eliminación de la grasa solo de una parte del cuerpo, sino de varias al mismo tiempo. La idea, como indica su nombre, es esculpir una nueva figura y lograr un efecto mucho más inmediato.

Se actúa, principalmente, en la espalda, los muslos, las pantorrillas, el abdomen, los brazos, la papada, las cartucheras y las rodillas. El procedimiento es el siguiente:

• Se escogen las zonas a tratar. En cada una de ellas se lleva a cabo un pequeña incisión para inyectar un suero que suavice la grasa y que produzca una vasocontricción. 
• Se introduce una cánula, conectada a una máquina aspiradora, en los puntos donde se ha practicado la incisión. La cánula sirve tanto para disolver la grasa como para aspirarla, pero siempre de forma selectiva y bajo el criterio del cirujano estético. Así se consigue ese efecto de esculpir la silueta del paciente progresivamente.
• Se le coloca a la persona intervenida una prenda compresora que ha de llevar durante un mes.
• Los puntos se retiran, normalmente, en los diez días siguientes a la intervención. A la semana es posible volver a la rutina habitual. La desaparición total de los hematomas se produce en un periodo máximo de 60 días.

No recomendamos este tratamiento a personas con problemas cardiovasculares, obesidad o diabetes. Es imprescindible realizar un estudio de cada paciente para detectar posibles alergias medicamentosas a la anestesia. Dependiendo del tipo de intervención, solemos usar anestesia local o anestesia total.

Es importante subrayar que, dada la fisonomía del hombre que acumula grasa especialmente en el abdomen, esta intervención podría presentar algunas dificultades. En la mujer, las áreas más intervenidas son el abdomen, los muslos y los senos. En ambos casos, los resultados son muy satisfactorios al tratarse de un tipo de operación muy segura y a la medida de cada paciente.

Esperamos haber aclarado cuáles son las características principales del linfodrenaje y de la lipoescultura. Todo sea por conocer de antemano cuál es el tratamiento más adecuado para que cada persona vuelva a sentirse a gusto con su imagen gracias a la cirugía estética.