La rinomodelación es una de las operaciones estéticas que más dudas plantea entre la sociedad. Así, explicaremos en qué consiste, a quién se dirige y cuáles son las verdades y mentiras asociadas a esta intervención no quirúrgica.
A diferencia de la rinoplastia, esta intervención no se realiza con ningún tipo de cirugía. La rinomodelación es un tratamiento estético más sencillo en el que se emplean sustancias absorbibles por el cuerpo (como puede ser el ácido hialurónico), para reparar pequeños defectos.
Se caracteriza por su rapidez y por su ausencia de recuperación, pues la persona puede retirarse a su casa minutos después tras la intervención. Básicamente, se comienza utilizando una crema anestésica para dormir la zona y luego se añade ácido hialurónico con pequeños pinchazos. El objetivo es rellenar ciertas zonas para mejorar el aspecto final de la nariz. Esta sustancia se endurece al introducirse en la piel y, por esto, se consigue que los resultados duren hasta un año. También es posible infiltrar otras sustancias que generen un resultado permanente.
Al tratarse de una operación sin cirugía, está indicada para personas que tienen defectos mínimos en la nariz. Fundamentalmente, se corrigen defectos del contorno que pueden deberse a nacimiento, golpes o pequeños defectos que aparecen tras una cirugía. En cuanto a las contraindicaciones, hay que tener en cuenta que no debería realizarse en personas menores de edad, pues no han desarrollado completamente el sentido del olfato.
Por otra parte, también hay que tener en cuenta a las personas alérgicas a los productos utilizados. Así como a las personas fumadoras, que beben alcohol frecuentemente, que tienen problemas de coagulación o del sistema inmunológico.
Uno de los dichos más conocidos sobre esta intervención es que la remodelación con relleno puede llegar a producir deformaciones con el tiempo. Si bien esto es cierto, solo tiende a suceder en el caso de que se haya colocado un exceso de relleno de producto en la nariz. Fundamentalmente, este desplazamiento del producto se produce por acción de la gravedad y con el tiempo puede producirse un pequeño cambio en la forma de este órgano. Es por esto que escoger la rinoplastia frente a otras operaciones con cirugía debería suceder solo en el caso de pequeños retoques.
Por otra parte, se suele decir que esta técnica es muy costosa, pues hay que repetirla aproximadamente una vez al año. No obstante, al ser una intervención sin cirugía, su coste no es tan elevado y, por tanto, no es un tratamiento estético que suponga una alta inversión económica.
Otro de los falsos mitos que hay que desmentir es el de que la rinoplastia resulta muy dolorosa. Actualmente, se emplean anestésicos durante el proceso, lo que hace que el paciente no tenga molestias de ningún tipo durante la intervención. Además, al tratarse de una recuperación rápida, solo se pueden tener algunas molestias, pero siempre de carácter leve.
Por último, hay que desmentir otro de los mitos más típicos y es que el sentido del olfato puede verse alterado tras la inyección del ácido hialurónico. Durante los primeros días tras la intervención, es posible que no se disponga al 100% de estas cualidades. No obstante, una vez finalizado el tiempo de recuperación, el olfato se recupera por completo. Para que esto no suceda, se recomienda que no haya menores que se sometan a la operación, para que el desarrollo del olfato no se vea interrumpido.
En resumen, desde nuestra cirugía estética en Las Palmas te animamos a que hagas una visita para resolver todo tipo de dudas acerca de la rinomodelación.