Como muchas otras toxinas o venenos ha sido utilizado para bien y para mal, como arma química como en diversas aplicaciones en la medicina, especialmente en el tratamiento de determinadas enfermedades neurológicas.
Su utilización en determinados tratamientos estéticos y como producto cosmético se desarrolla a partir de 1987 cuando, accidentalmente, se descubren sus propiedades sobre la eliminación de arrugas al tener un efecto relajante sobre el músculo derivado de sus propiedades paralizantes.
La denominación botox obedece realmente a un nombre comercial, una patente de una marca, autorizada y regulada en su composición específica y que garantiza su idoneidad para este tipo de tratamientos cosméticos.
El botox está considerado como uno de los mejores tratamientos de rejuvenecimiento facial y especialmente indicado para la eliminación de las arrugas de expresión. Es decir, aquellas que vienen producidas por los gestos, tics y hábitos de expresión y que suelen aparecer en el entrecejo, comisuras de labios y ojos o en los pómulos.
Su adecuación como tratamiento es debido, fundamentalmente, a diversas cuestiones, entre ellas:
Por el contrario, presenta algunos inconvenientes:
El sistema de aplicación es bastante sencillo. Consiste en la infiltración de la toxina botulínica en el músculo que se va a someter a tratamiento mediante una aguja de calibre extrafino, y su administración es prácticamente indolora y no deja ningún tipo de rastro o marca perceptible.
El producto comienza a funcionar prácticamente de inmediato y de manera progresiva. En consecuencia, inhibe el movimiento del músculo y proporciona la relajación necesaria para que su acción de extensión o contracción no produzca un reflejo en el tono facial. Finalmente, hace que estas arrugas de expresión desaparezcan al eliminar el movimiento del músculo que las activa.
La plenitud de resultados de la aplicación alcanza total efectividad a las dos o tres semanas de producirse la infiltración y los efectos comienzan a desaparecer al cabo de unos cuatro meses y también de forma progresiva. Por lo que es necesario, entonces, repetir el tratamiento por el efecto transitorio.
Las dosis deben ser calculadas con exactitud y el conocimiento técnico de la persona que realiza la infiltración y su experiencia garantizarán el resultado deseado.
El botox se caracteriza por no producir un hábito, es decir, no necesita aumentar las dosis a medida que se repite sucesivamente el tratamiento porque pierdan efectividad. Se puede aplicar tantas veces como se requiera, respetando sus periodos de actuación.
En definitiva, el botox es un tratamiento especialmente indicado para el rejuvenecimiento facial y menos agresivo que otros tratamientos que requieren cirugía, es especialmente indicado para aquellas situaciones en que se requiere una eliminación de las arrugas derivadas de expresiones recurrentes.
Un tratamiento de rejuvenecimiento facial que en IMSEI Clinic, centro de cirugía estética las palmas es aplicado por las manos de los más expertos profesionales y que, desde aquí, ponemos a tu disposición. ¡Llama para obtener más información!