El injerto capilar se ha convertido en la mejor solución para algunos tipos de alopecia. Se trata de una intervención, repartida en varias sesiones, muy sencilla que, sin embargo, necesita de una serie de cuidados durante el proceso de recuperación que pasamos a detallar.
Tecnica fue
Consiste en tomar el cabello que nace en las áreas más pobladas del cuero cabelludo, normalmente en la zona del cuello, para trasplantarlo, uno a uno, a las partes con menor densidad capilar. Esta operación se lleva a cabo con pequeñas incisiones que permiten ir introduciendo el cabello de forma meticulosa.
Antes de llevarla a cabo es necesario raparse la cabeza para facilitar la labor del cirujano. Al ser el propio pelo del paciente, se consiguen grandes resultados y se evita el rechazo siendo una forma muy adecuada de lograr los mejores resultados.
Cuidados básicos
Es aconsejable descansar durante las 24 horas posteriores a la intervención. Esta cirugía es segura y sin riesgos, pero el descanso bajará los niveles de estrés y ayudará a afrontar mejor el resto del tratamiento postoperatorio.
No tocar directamente la parte del cuero cabelludo donde se ha llevado a cabo el injerto. Esta actitud provocaría la caída de los cabellos y que el proceso tuviera que comenzar de nuevo.
Lavar las zonas intervenidas con un suero salino. Es importante mantener la zona hidratada y alejada de cualquier tipo de infección.
Protegerse del sol. Usar un sombrero o una gorra es una medida tan sencilla como adecuada para evitar que el cuero cabelludo se irrite demasiado. Hay que subrayar que la protección escogida ha de ser amplia y no debe tocar, bajo ningún concepto, la zona tratada.
No bañarse en el mar o en la piscina. Las áreas intervenidas no deben entrar en contacto ni con el agua salada, ni con el cloro y el resto de compuestos químicos que se usan habitualmente en las piscinas. De tener que refrescarse debido a las altas temperaturas, se recomienda hacerlo en casa y teniendo siempre en cuenta los consejos antedichos.
No hacer deporte durante las 2 semanas siguientes a la intervención. No es conveniente hacer ejercicio tanto para evitar la sudoración como para no llevar a cabo cualquier giro brusco que provoque inciertas consecuencias (mala cicatrización o apertura de las heridas provocadas durante el proceso).
No usar productos con un alto contenido químico durante las primeras semanas. Fijadores, gominas y similares destacan por tener un alto contenido en productos químicos para conseguir los efectos prometidos. En muchos casos, son perjudiciales y provocarían un retraso considerable en la recuperación total del paciente.
Usar cremas de uso tópico que tengan un efecto relajante. Se recomienda su uso para conseguir bajar la leve inflamación de la zona afectada. El picor de la cicatrización también se puede evitar con facilidad.
Dormir con una almohada de viaje. La idea es lograr que la cabeza esté siempre en la misma posición y que no roce directamente con la almohada. Si esta opción resulta incómoda, habría que usar una almohada a la que se le cambie la funda a diario. Unos empapadores serán de gran ayuda por si se produjera algún tipo de secreción durante la noche.
No beber alcohol y no tomar ningún tipo de medicamento contra la coagulación de la sangre. Este último grupo incluye a la aspirina y al ibuprofeno, entre otros.
Como se habrá comprobado, el injerto capilar exige unas medidas muy concretas en su postoperatorio que no son tan complicadas de poner en práctica. Cumpliendo todos estos requisitos resultará mucho más sencillo acelerar la recuperación y lucir una nueva imagen antes de lo previsto.
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